Por qué leer este blog?

He tenido sobrepeso casi toda mi vida. Y salvo en raras ocasiones he estado en la talla que deseo. Odio la báscula xq ha matado muchos sueños y seguridades. Mi figura ha sido fuente de muchas frustraciones y tristezas. Hoy lo quiero dejar atrás. Y lo voy a lograr. he tomado medidas nuevas y estoy abierta y dispuesta al cambio. Aquí escribiré el relato de esa travesía.

sábado, 23 de enero de 2010

Hoy es sábado. Llevo 10 días con el balón intragástrico en mi pancita y he bajado tres kilos. Esta rapidez me asusta, porque las otras veces que he bajado rápido (casi siempre con dietas súper drásticas, en las que me mataba de hambre o me hastiaba de un sólo tipo de alimentos), acabo "rebotando" y subiendo más que al principio. Además, DE VERDAD ya me había hecho a la idea de que, para que "esta vez" fuera la "definitiva" iba a bajar despacito y con todas las de la ley, es decir: comiendo una dieta sana, equilibrada, masticando D E  S P A C I T O, tomando mucha agua y haciendo ejercicio con regularidad. ¿Qué voy a hacer si bajo demasiado rápido? En fin, aunque lo normal es que la gente baje entre 15 y 21 kilos en seis meses con el balón.
Po cierto, aquí hay más info del balón intragástrico

El malestar de los primeros días desapareció por completo, y ahora sólo ocasionalmente tengo una náusea o presión en la boca del estómago.

El doctor me dijo que la primera semana la dieta era casi líquida y la verdad debo decir que no lo aguanté. Al tercer día de te y consomé claro de pollo y gelatina de agua, ardía de hambre y me comí una papilla de pollo y verduras que me supo a gloria, al siguiente día agregué yoghut natural con un poco de miel, y al cuarto día pedí un jugo de carne de El Califa, una famosa taquería, al cual le puse trocitos minúsculos de carne a la plancha sin grasa. Fue la prueba de fuego. Me sentí feliz de estar al otro día como si nada, y de no haber tenido que tomar ninguna medicina para el dolor. Al otro día desayuné un huevo tibio, y le hablé a la nutrióloga con la esperanza de que me dejara acompañarlo con panecito tostado, pero no, me dijo que pan todavía no. Sniff.

A los 6 días de la intervención fui a consulta. Había bajado dos kilos y sorprendentemente mucho de medidas. Como la nutrióloga vio que iba  tan bien, me puso una dieta mucho mas "normal", en la que puedo desayunar huevos (de preferencia sólo claras) o frutas no ácidas con yoghut, comer carne o pollo a la plancha, con verduras, y cenar un poco de cereal integral , una quesadilla con queso panela o medio sandwich. Normalmente eso me habría parecido porquísimo, pero ahora tengo tal sensación de saciedad, que sé que es más que suficiente. Hoy, por ejemplo, tomé avena, en un platito pequeño, como del tamaño de una taza de café de las vajillas antiguas, y fue más que suficiente. Y la fruta ya no me cupo.

El único día que me sobrepasé fue cuando nos hicieron la edgustación de un restaurancillo en el que nos hemos asociado,. Se va a llamar Ouest y es comida experimental, cocinada al vacío, con muchas espumas y geles. Estuvo delicioso y, aunque di "probaditas", acabé comiendo de más.. Así que al otri día amanecí con agruras y acidez, y el doctor me mandó una medicina que ayuda al vaciamiento gástrico. Pero al día siguiente, o sea ayer, ya estaba casi bien y hoy como si nada.

El médico me indicó que las dos primeras semanas sólo caminara y ya después puedo reiniciar con un programa de ejercicios más en forma. Hasta ahorita he caminado casi diario, la media hora reglamentaria, de una manera muy agradable, por lo edmás, pues mi esposo y yo en lugar de ir a dejar al niño en el auto, tomamos un taxi y lo dejamos, y después nos regresamos caminando tomando distintos caminos, lo cual nos lleva un poco más de media hora. Lo que sí, me sorprende lo agotada que termino. No sé cómo le voy a hacer para regresar a los niveles de ejercicio que estaba haciendo antes de las vacaciones de diciembre, que incluían al menos 45 minutos de cardio y otros 45 minutos de fuerza con mi coach de fitness, que de verdad era un trabajo físico duro (aunque como no estaba haciendo dieta, sólo había ganado músculo pero de peso no había bajado nada). Pero bueno, tiempo al tiempo.

En la misma consulta le pedí permiso de dejar todas las medicinas, y me dijo que sí, pero monitorearíamos esta semana a ver cómo me sentía. El tema de las medicinas viene deque les tengo fobia; al menos a las halópatas. Me siento mucho mejor si tomo homeopatía o cuando uso cualquier otra forma de medicina alternativa, como la acupuntura, flores de Bach o ayurveda, que por lo demás siempre son eficaces para curarme de la gripa, que es prácticamente de lo único que me enfermo, porque gracias a Dios estoy sana. Pero ese es otro tema.

De lo que me he dado cuenta, es que estoy mucho más positiva, porque  SE QUE ESTOY HACIENDO ALGO SIGNIFICATIVO por mí. Volteo a ver a las flacas y ya no las veo con envidia, porque SE QUE PRONTO SERE UNA DE ELLAS. ¡Y me entusiasma mucho la idea de que mi cerebro aprenda a saciarse con menos comida!!!!.

Bueno, dejo hasta aquí esta entrada. Afuera hace mucho calor (estoy en Acapulco visitando a mis padres que viven justo frente a una larga playa). Como no me gusta asolearme, iré al gimnasio a hacer unos 30 minutos de elíptica y ya después de las tres nadaré con mi peque en la piscina...

sábado, 16 de enero de 2010

84 hrs después

El sobrepeso me ha dominado casi toda la vida. Y en los años recientes llegué  a tener obesidad tipo 1.  Mi figura ha sido fuente de muchas frustraciones y tristezas, aun cuando --en retrospectiva - veo que durante muchos años no eran más que unos cuantos kilos, pero mi autoimagen me hacía sentir miserable, y mi frustración me llevaba a comer compulsivamente y a ir gananando más peso con el paso de los años.

Hoy mucha gente en mi medio me considera exitosa profesionalmente, y tengo muchas cosas qué agradecerle a la vida, como el tener un compañero de vida, un hijo hermoso y unos padres aún sanos y felices. De hecho, desde que entré a una escuela maravillosa de crecimiento espiritual, he tratado de adoptar la positividad como estilo de vida. Y desde hace algunos años mucha gente me ha visto más alegre y feliz. No obstante,  toda esta aparente bonanza y satisfacciones sigue estando empañada por la sombra de un tema constante: sentirme desdichada por estar más gorda que la mayoría de las mujeres que veo.

La verdad es que he dejado de hacer muchas cosas en mi vida, porque ese instrumento que me atemoriza, la báscula asesina, me anuncia que mi peso no es el ideal, y por ello me siento casi indigna. me da vergüenza que así sea, pero es la verdad. Me he llegado a sentir disminuida, y hasta menos apta para ser o hacer ciertas cosas, desde usar ropa sexy hasta participar en deportes extremos.

Hoy lo quiero dejar atrás. Quiero liberarme del yugo de la báscula y de las tallas, hablando justo de una de las cosas que más me causa desasosiego: el no tener "la fuerza de voluntad" o la "disciplina" de hacer ese famoso cambio en mi vida. Los psicólogos le dan mucho peso a este tema de "sacar" o "descargar" estas emociones negativas, cuado se busnca un cambio de vida y por eso, he decidido escribir sobre este tema, que vivo como una lucha interna, que me enoja, me entristece y me apena, y que casi nunca logro alejar del todo de mí. A través de las palabras y obvio- acciones contundentes- pienso desenterrarlo, desbaratarlo y restarle poder.

Tengo que hacerlo definitivamente esta vez, y por eso ahora lo anuncio, y lo comparto. Para que sea un compromiso más fuerte. No porque nunca lo haya intentado, sino porque será la primera vez que lo intente, digamos "en equipo", anunciando a voz de cuello, que tengo un problema de salud y lo voy vencer, pero no puedo sola. Quiero ser delgada, en cuerpo, pero sobre todo en mente, y liberarme de la obsesión de la comida, y las tallas.

Después de literalmente decenas de dietas, pastillas, libros, nutriólogos, psicólogos, gimnasios, clínicas de obesidad en México y Estados Unidos, ya me di cuenta que tengo que, además de mejorar mis hábitos y lograr un peso saludable, pero lo más importante aligerar mi cabeza de este pesado y tedioso fantasma.

Hace unos meses, con la ayuda de un coach de fitness profesional y una nutrióloga emprendí de nuevo la tarea. La parte del ejercicio me resultó más sencilla, a pesar de que implica un gran cambio en mis hábitos, y romper esquemas que traía muy afianzados,  pero la parte de seguir una dieta se me hacía prácticamente imposible. Sólo el hecho de leer que el menú decía "1 huevo, 1 tortilla y media fruta",  de desayuno, me hacía sentir HAMBRE y a la vez ENOJO. Es como si, después de, haber privado a mi cuerpo tantas veces, con tantas dietas inútilespues acabo rebotando y ganando de nuevo todo el peso, mi mente dice: "Momento!! No me propongan rodar por ese mismo camino de sacrificio estéril, que he recorrido tantas veces". ¡Ya no quiero volver a pasar hambre por una dieta!

Entonces decidí, tomar una medida más radical en ese sentido. Hace 84 horas me insertaron un balón intragástrico, qie me ayudará a llevar una nutrición balanceada y aprender a comer en porciones más pequeñas, y masticar más despacio, por un lapso de alrededor de 10 meses a un año, que es un tiempo razonable para bajar los 26 kilos que me sobran. Los últimos cuatro días no han sido fáciles: náiuseas, dolor en la boca del estómago y decabeza, al tiempo que hago sólo una dieta líquida. pero ya hoy me sentí mejor y siento que estoy en la base de una curva ascendente. De aquí para adelante todo va a ser mejor.

Además, me hice estudios y el endocrinólogo y la hematóloga me recetaron hormonoa y hierro, que me permitirán reestablecer mi metabolismo dañado x tantas dietas locas, y tener la energía para comprometerme con el programa diario de ejericicio y con una forma de comer nueva, que no signifique estar "a dieta".

Bueno, hasta aquí dejo la nota de hoy. Seguiré escribiendo. VCualquier ayuda o sugerencia es bienvenida.